23 abr 2012

Soñar con un circuito termal


Hacía mucho, muchísimo tiempo, que quería ir a un balneario o a un spa. Siempre había oído que eran una gozada y que relajaba cuerpo y mente, y como tengo una vida bastante estresante, me apetecía probarlo.
Con motivo de mi cumpleaños, y aprovechando que tengo que proyectar un SPA, mis amigos me regalaron un vale por un circuito termal en un SPA urbano. Y la verdad es que no me ha defraudado nada. 

El comienzo del circuito, obviando los vestuarios, es una piscina de chorros de cuello de cisne. Se llaman así porque son una especie de duchas curvas con la forma del cuello de ese animal, y que en la zona donde estaría el pico, sale un chorro a presión de agua caldeada. Relaja totalmente la zona cervical y la parte superior de la espalda.

Después pasas a unas hamacas acuáticas en una piscina, también de agua caliente, con burbujas, tipo jacuzzi. Al principio me encontraba un poco incómoda, porque se tiene que estar tumbado y la tendencia del cuerpo es flotar. Pero claro, si flotas, las burbujas del agua te arrastran de la hamaca. Por eso han puesto unas agarraderas, para evitar ir flotando a la deriva por la piscina.

Lo siguiente es una piscina de agua calentita, a unos 50º C. En ésta estás sentado y totalmente relajado, disfrutando del calorcito, a pesar de que la entrada inicial es un poco dura, porque es más caliente de lo que estamos acostumbrados.

Pero para entrada dura la de la siguiente piscina. Agua a 10º C. Realmente es un contraste increíble para nuestro cuerpo y para nuestra piel. No he sido capaz de meterme más allá de la cintura, pero la encargada del spa me ha dicho que soy muy valiente por haber sido capaz de meterme ahí.

El pediluvium, que era el siguiente paso, consiste en ir andando por cantos rodados mientras un montón de chorros de agua te van dando por las piernas. El agua, además, va cambiando de temperatura: de caliente a fría y otra vez a caliente. El recorrido hay que hacerlo un par de veces.

Tanto la terma como el baño turco han sido asfixiantes y me han provocado tos. Tanto calor y tanta humedad me quemaban la garganta, y hacía que sudara a chorros. Creo que en mi vida he tenido la piel tan libre de toxinas.

La ducha escocesa es una gozada. Es una ducha en cuatro partes. La primera son unos 6 chorros en la parte inferior de las piernas, cambiando de temperatura, como en el pediluvium. Luego se pasa a la parte intermedia y posteriormente a la parte superior del cuerpo, todo ello con los chorros de agua. Por último, es una ducha de agua fría y caliente.

Y la última ducha es una biotermal con aceites de sei an, o algo así. Es una ducha de agua continua que hace el circuito dos veces, pasando de agua caliente a fría, y terminando, afortunadamente, en caliente. La fría había veces que costaba de soportar.

Ha sido una gran experiencia y lo he disfrutado muchísimo. Quizá la única pega era que no lo he podido disfrutar todo lo que me hubiera gustado porque tenía que pensar en el trabajo también. Pero ha sido un gran regalo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario