9 abr 2012

Soñar con el Titanic


Pues sí, en un tiempo en el que vamos a vivir un acoso total del Titanic por ser el centenario de su viaje inaugural y hundimiento, voy y escribo una entrada cuyo título contiene la palabra del malogrado barco.
Sin embargo, contra todo pronóstico, no voy a dar la murga sobre lo mucho que me habría gustado haber viajado en ese maravilloso transatlántico (sin que se hundiera, claro), visto su majestuosidad y lujo, o vestido esos maravillosos trajes de 1912. No. De lo que voy a hablar es de algo que he visto muchas veces y, sin embargo, esta es la primera vez que me he dado cuenta.

Hace poco han dado una película que, parecía, era bastante fiel a la realidad del Titanic y de sus sentimientos. Y ahí es donde quiero llegar, a esos sentimientos que hemos visto en muchas películas y pocas veces he hecho caso. En ese barco, mucha gente tuvo que separarse de sus familiares, sus parejas, sus hijos, con tal de sobrevivir unos e, irremediablemente, morir otros. Esto es algo que siempre he dado por sentado, pues de sobras es sabido el típico “mujeres y niños primero”. Pero viendo esa película me puse en la piel de muchas de las personas que tuvieron que pasar por esa situación.

Me imaginé que era yo la que viajaba junto a mi pareja, y que un iceberg, unido a un montón de errores humanos, me obligara a separarme de él. ¿Podría ser capaz de hacerlo, sabiendo que seguramente sería la última vez que estuviera con él? Y si lo hiciera, ¿podría vivir con el sentimiento de culpa de haberlo abandonado a su suerte? Sé que quedándome en el barco no habría ganado nada, pero separarme de la persona a la que más quiero por una decisión así sería un golpe tan duro del que no sé si sería capaz de reponerme algún día.

No hay comentarios:

Publicar un comentario