26 oct 2011

Soñar con la época victoriana

No hace tanto que empecé con mi afición por el siglo XIX, y comenzó de la manera más tonta.  Siempre me han gustado las novelas detectivescas, del estilo de Agatha Christie o el inspector Maigret. Debido a esto, mi madre decidió dejarme unas novelas de la escritora Anne Perry. Éstas pertenecen a dos series distintas: una sobre el detective privado William Monk, sobre 1885, y la otra sobre el policía Thomas Pitt, en torno a la época de Jack el Destripador. De esta manera, leyendo casos realmente asombrosos que hacen que no pueda parar de leer, me fui adentrando en un mundo maravilloso.

Maravilloso, sí, pero no sé cuánto habría durado yo en ese mundo. Los pobres se ganaban la vida como criados, si valían, se comportaban y si tenían buenas referencias, y si no se dedicaban a trabajar de lo que podían: vendiendo empanadas en puestos ambulantes, cordones y suelas de zapatos, flores,… si no, podían ser explotados en fábricas en las que trabajaban de sol a sol por un jornal que, normalmente, no era suficiente y obligaba a las mujeres a hacer la calle.

Los ricos, por su parte, debían de aprender a sobrevivir en su propio mundo, donde los eufemismos y la cortesía extrema estaban a la orden del día.
Pero el peor papel e lo llevaban las mujeres, que dedicaban sus días a las visitas de rigor, a ser buenas anfitrionas, a pintar o bordar según las aptitudes de cada una, a estar impecables en cualquier momento del día, a parecer frágiles y encantadoras. No podían leer el periódico más allá de la sección de actualidad, y había muchos libros que estaban prohibidos para ellas, pues había que protegerlas y mantenerlas ignorantes del resto del mundo.

Y, a pesar de todo esto, sigo diciendo que es una época maravillosa. ¿Y por qué? Pues porque los edificios eran preciosos, verdaderas obras de arte. Porque fue un siglo lleno de descubrimientos, como el del teléfono o la luz eléctrica, así como la India o África. Porque la gente tenía una buena educación y unos exquisitos modales, así como la moda era muy elegante. Porque a nivel artístico hubo unos pintores increíbles, como Rossetti o Moreau. Porque comienzan a preocuparse por las ruinas arqueológicas y por la restauración. Porque las mujeres comienzan a exigir sus derechos. 

Por estas y otras cosas, por este siglo lleno de cambios y contradicciones, es por lo que soy una gran enamorada de esta época.

23 oct 2011

Soñar con escribir

Muchas veces sentimos tremendas ganas de escribir y, sin embargo, no nos ponemos a ello. Y si al final acabamos delante del ordenador con la idea de escribir algo, no sabemos cómo empezar o cómo ir hilando frases. Salen párrafos incoherentes e inconexos que no sabes muy bien cómo has logrado escribir.
Hay otras veces que, en tus pensamientos, salen unas frases magníficas y luego, a la hora de plasmarlas en papel, esas frases pierdan la fuerza y la majestuosidad que en tu cabeza sí tenían. 

Sin embargo, los buenos propósitos siempre están ahí. Esos nunca faltan. Y en mis buenos propósitos se encuentran una serie de relatos cortos, de temas diversos, como un relato victoriano, otro steampunk, y otro sobre vivencias propias. Los dos primeros son temas de los que soy una gran apasionada, pero que no hace mucho que empecé a interesarme. Y, seguramente, acabaré escribiendo varias entradas en el blog para explicarlo un poco mejor.

Otro de mis propósitos es escribir una especie de novela cuya protagonista es una mujer que tiene muchísimo de mí, en un mundo de fantasía. Debo decir que no me gustan demasiado las novelas de este tipo, pero era el único género en el que el personaje que quería crear tenía cabida. Quizá en el futuro pueda adelantar un poco, pero de momento habrá que esperar.